Preanestesia en el piso 11
La mujer de blanco
me observa zurcir el precipicio
de aguja y vena
Los segundos gotean
hacia la sangre
Bajo sábanas
escucho el rumor del tiempo
casi ajeno
La luz levanta un muro
de siluetas húmedas
Hay un anciano
que aferra a su piel
la delgada línea de sol
como una espada
que lacera al cuerpo inerte
Sólo intento
tocar un ojo
antes de
Desaparecer
Ingrid Valencia
Publicado en el número 2 de la revista Arca
2 comentarios:
Es un poema que da vértigo por la cantidad de sensaciones que comunica ante una idea de la no sensación del desmayo. Maravilla.
palpable, bellísimo
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